La Atlantida Segunda Parte

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Entonces, ¿dónde estaba la Atlántida? No se hallaba muy lejos de Grecia y de Atenas, ya que sus habitantes contemplaban la posibilidad de la conquista y un ejército ateniense partió hacia ese continente para contrarrestar los planes bélicos.
La Atlántida ha sido ubicada en muchos lugares:

México, Asia Central, el Sahara, España, Groenlandia, Terranova e incluso Gran Bretaña.

En su libro Camelot and The Vision of Albion (Heinemann, 1971), Geoffrey Ashe ha presentado el caso para Gran Bretaña, la tierra de los "hiperbóreos" según los griegos de la época de Platón. Poseía, según el escritor Hecateo de Abdera del siglo V a.C., un singular templo, el magnífico altar de Apolo -posiblemente Stonehenge- y estaba habitada por "la raza de hombres más perfecta y noble que viviera nunca". Britania era una isla del Atlántico, una de las muchas desde las cuales era posible pasar al continente opuesto que rodeaba al océano, como Platón ha descrito a la Atlántida. Sus detalles topográficos parecían corresponder a la ruta marina septentrional a América vía Islandia, Groenlandia y Terranova. Ashe no sugiere que Britania llegara a sumergirse, sino que después de considerable contacto con el Egeo hacia la época en que se construía Stonehenge, se perdió de vista, devorada por las brumas del norte, y fue olvidada. Platón utilizó la romántica historia de la gloria perdida de Britania para describir su estado ideal. Sin embargo, Ashe admite que las teorías cretenses son las predominantes.

Y quizá más persuasivas. ¿Puede reconocerse a la Creta de Minos como el asiento del imperio de la Atlántida y al volcán Thera como causa de su declinación? Esa posibilidad fue sugerida por primera vez en 1907 por el estudioso británico K. T. Frost. Las excavaciones de sir Arthur Evans, en Knossos, en la década de 1920 y el desciframiento del escrito Lineal B por parte de Michael Ventris y J. Chadwick, en 1960, han demostrado que la civilización minoica de Creta se derrumbó repentinamente en el punto más alto de su potencia y sin ninguna razón aparente hacia el año 1500 a. C. Significativamente, el volcán Thera que está a ciento cinco kilómetros al norte de Creta tuvo una erupción catastrcfica en esa época.

El profesor Spyridion Marinatos, jefe del Servicio Arqueológico Griego, irúció en 1939 sus investigaciones para vincular la erupción del Thera con el fin de la Atlántida. Otros científicos han colaborado en ese estudio, en especial los geólogos norteamericanos B. C. Heenen y el doctor Ninkovitch, quienes han retirado núcleos de sedimentos que contenían ceniza volcánica del fondo del Mediterráneo oriental, y también el profesor A. G. Galanopoulos, director del Instituto Sismológido de la Universidad de Atenas. Sus contribuciones fueron resumidas por el profesor J.V. Luce, un especialista en Platón y en estudios clásicos, en su libro The End Of Atianús (Thames and Hudson, 1969).

Según esa teoría, Creta fue hundida por una ola enorme causada por la erupción catastrófica del Thera. La fertilidad de su suelo se arruinó con los pesados depósitos de ceniza y pumita. La bistoria del desastre fue llevada por refugiados a Egipto donde, 900 años más tai~de, fue narrada de manera poco exacta a Solón. Él tradujo el nombre egipcio de Keftui para Creta como Atlántida, derivado de la descripción de esa isla montañosa como "la tierra del pilar", sostenida en el cielo por el giga~te Titán, Atlas. Ignaro de que la historia se refería a Creta, Platón ubicó a la Atlántida fuera del Mediterráneo, en el océano cuyo nombre también deriva de Atlas, en la creencia de que ninguna potencia mediterránea había sido tan fuerte como para amenazar a Atenas y a Egipto.

Para probar esta teoría, hay tres preguntas que requieren respuesta. ¿Cuál fue la intensidad de la erupción del Thera? ¿Qué evidencia existe de que Creta sufriera un desastre volcánico? ¿Qué paralelos existen entre las civilizaciones de la Creta minoica y la Atlántida de Platón?

Antes de la erupción catastrófica en el siglo XV a. C. que hundió la isla, Thera, o Santorin, como ahora se lo llama, era una isla de 16 kilómetros de diámetro con un cono volcánico de 1.600 metros de altura. Su erupción pudo haber sido la mayor y más destructiva de la historia, ya que habría superado al famoso estallido de Krakatoa en 1883. Mientras la isla de Krakatoa, en el estrecho de Sunda, entre Sumatra y Java, perdió 22 kilómetros cuadrados, como lo demuestra el tamaño de su caldera, Thera debió perder una cantidad cuatro veces mayor de material, porque su caldera comprende 83 kilómetros cuadrados. Una caldera es el hueco que se forma por el derrumbe de la cámara de magma cuando cuando esta se ha agotado por la erupción. El aplastamiento forma una gran cavidad en la que entra el agua del mar y sale despedida con violencia explosiva.

En el caso de Krakatoa, la ola originada por la explosión se abatió a través del estrecho y se elevó a una altura de 36 metros, sumergiendo pueblos y aldeas y ahogando a muchas de las 36.000 víctimas del desastre. Tuvo repercusión en todo el mundo y elevó el nivel del Canal de la Mancha en 5 centímetros. La pumita arrojada, producto característico del magma explosivo, cubrió Sumatra y Java y formó islas flotantes en el mar. La ceniza dio origen a una nube de polvo que sumió los estrechos en la oscuridad por tres días y se difundió por el mundo, permaneciendo en la atmósfera durante dos años, con lo que causó cambios climáticos. El "gran estallido" de Krakatoa se oyó a 4.800 kilómetros a través del océano Índico. En 1815 otro volcán javanés, el Tambora, depositó pumita y ceniza que destruyó la fertilidad de la tierra y causó la muerte de 80.000 personas por inanición y enfermedad.


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