Historia de Terror Angustia

8:58

Aqui les dejo otra Historia de Miedo llamada Angustia, bueno luego de leer el relato se daran cuenta el porque del nombre....

David notaba el aire frío que le cortaba la cara. No sabía donde estaba ni cuanto tiempo hacia que estaba allí, la verdad, no le importaba. Estaba en medio del bosque de la Sierra Madrileña, bajando por un pendiente a toda velocidad con su bicicleta. David era un gran aficionado al ciclismo ya que la bicicleta era su válvula de escape frente a los problemas, tensiones y preocupaciones de un empresario y de un padre de familia.

La adrenalina de David aumentaba por segundos, a medida que iba aumentando de velocidad. Él no era una persona temeraria ni mucho menos, pero su nivel de adrenalina le impedía pensar con claridad y actuar consecuentemente. Cada vez, las curvas eran menos obstáculo para ir aumentando la velocidad y cada vez les tenía menos respeto. De repente, al coger una curva a toda velocidad, David se encontró con un 4X4 de cara y al esquivarlo se fue pendiente abajo perdiendo el control de su bici. El pánico se apoderó de él y le hizo reaccionar de la peor manera posible ante aquella situación, frenando. Al frenar la bici dio la vuelta sobre sí misma expulsando así, a su ocupante, con la mala fortuna de que ese mismo, se dio un golpe en la cabeza con una piedra.

David se encontraba tumbado en una cama de hospital con dos médicos en frente de su cama y hablando entre sí:
- Pobre… tan joven…
- Es verdad. Que mala suerte tuvo….
- Bueno vamos a decírselo a la familia… pero con mucho tacto. Nunca es fácil comunicar la muerte de un familiar…

Que?? David no entendía nada… Él no estaba muerto, estaba escuchando i viendo la conversación entre los médicos! Pero… no podía moverse…
De repente un medico diferente se acercó a él y le cerró los ojos. Intentó con todas sus fuerzas abrirlos pero fue inútil.

Perdió la noción del tiempo… no sabía cuanto hacia que estaba tumbado en esa camilla i que le transportaban de aquí para allá. De repente escuchó unos lloros… eran de sus hijos que estaban velando su cuerpo aparentemente inerte i llorando desconsoladamente.

El tiempo que estuvo allí, en esa cama, escuchando el lloro de sus seres queridos se le hizo eterno. Él luchaba con todos sus fuerzas contra la parálisis que le invadía todo el cuerpo y salir para consolar a sus hijos… pero el esfuerzo fue en vano.
Notó como le tapaban i le transportaban hacia la iglesia. De repente, al escuchar las primeras palabras del cura, se dio cuenta de que podía abrir los ojos y que le estaba volviendo la movilidad poco a poco.

Ahora sí que debía luchar con todas sus fuerzas contra la parálisis que le invadía prácticamente el total de su cuerpo, porque era consciente de que se le estaba acabando el tiempo. Sabía que si no se daba prisa acabaría enterrado bajo 60 toneladas de tierra, en una caja de roble de 2X1, y esa idea lo aterraba, lo horrorizaba, y lucharía con todas sus fuerzas para que no se cumpliera.

Estaba tan inmerso en su pensamiento y en su lucha particular para recuperar la movilidad y no se dio cuenta de que el cura ya no hablaba y de que él único sonido que se escuchaba ya era el de el motor de un coche y ocasionalmente algún que otro claxon. De repente el coche se paró y se abrió la puerta contigua a su féretro. Se le estaba acabando el tiempo. Notó un hormigueo que le empezaba en las piernas y llegó hasta su cuello pasando por su medula espinal. Empezaba a mover las piernas i los brazos un poco, pero no era suficiente para poder llamar la atención de los presentes en el cementerio.

Tenía que salir de allí fuera como fuese. De repente consiguió mover bruscamente su pierna izquierda. Esperó. No se escucho nada. Repitió la acción… tampoco. Comprendió que podía romperse las piernas dando patadas, podía desgarrarse las cuerdas vocales gritando, podía romperse las uñas arañando la tapa… pero nadie le iba a sacar de allí. Lo único que podía hacer era esperar la hora de su muerte… de su espantosa muerte.

Fuente : relatos.escalofrio.com