Leyenda Urbana El Auto

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Esta Leyenda Urbana esta contada en primera persona, gracias como siempre al sitio kruela.ciberanika.com, y a su autor Guadalupe Gómez.....


Cuando estaba a punto de cumplir 17 años lo que más me hacía ilusión era pensar en el regalo que mis padres me darían, mi automóvil nuevo. Había estado practicando mucho para por fin obtener mi permiso de conducir y lo había logrado, ya sólo faltaba tener mi tan anhelado automóvil. Estaba contando los días para que llegara mi cumpleaños y por fin pudiera tenerlo. Al fin llegó el tan esperado día y por supuesto con él llegó mi automóvil nuevo. ¡No podía creer que por fin fuera mío! Estaba tan contenta por al fin poder manejarlo... pero lo que mis padres dijeron me dejó con un nudo en la garganta: "sólo podrás manejarlo con nuestra supervisión" ¿Cómo podían decirme eso aun sabiendo todo lo que esperé para tenerlo? Por más que supliqué ellos no cambiaron de opinión, y yo, pues no tuve más remedio que aceptar esta impuesta situación, sólo podía manejar para ir al supermercado con mamá o acompañarla a dejar a mi hermano pequeño a la escuela, pero eso era todo.

Días despues supe una gran noticia, mi grupo de rock favorito se estaría presentando en una ciudad cercana a la mía y me moría de ganas de ir con mis tres mejores amigas y por supuesto mi automóvil. Esto parecía imposible por la orden de mis padres pero de repente el panorama cambió cuando ellos anunciaron que pasarían el fin de semana en nuestra casa de la playa, así que era la oportunidad perfecta para usar el auto sin que ellos lo supieran.

Emocionada llamé a Lisbeth, Joana y Karla y les dije mi plan, ellas por supuesto aceptaron de inmediato ya que también tenían muchas ganas de asistir al concierto. Así que me dispuse a dejar a mi hermanito con la vecina y a salir a divertirme.

Todo salió conforme a mi plan, el concierto estuvo mejor de lo que imaginé y mis tres amigas y yo nos divertimos muchísimo. Íbamos de regreso a nuestra casa y como es de esperar a esa hora de la madrugada la carretera estaba vacía, no sé si fue por la emoción del concierto o el hecho de estar manejando mi auto sin mis padres por primera vez pero empecé a acelerar demasiado, la euforia no me permitía controlarme. Pasábamos por una curva muy cerrada y no lo pude controlar, el auto se salió del camino y empezó a rodar por un barranco de más de 20 metros. No pueden imaginarse cómo se siente al estar dentro de un auto que da vueltas y golpearse una y otra vez.

Karla gritaba histérica, Joana lloraba, pero Lisbeth permanecía callada, yo sólo estaba atónita sin creer lo que estaba sucediendo, fue entonces cuando perdí el conocimiento.

Cuando desperté estaba afuera del auto, me había salido de él cuando daba vueltas, sorprendentemente pude levantarme fácilmente. Esto me extrañó bastante ya que después de un accidente como este a fuerzas tenía que dolerme algo, pero no, corrí hacia el auto pero lo que vi me impactó y creo que nunca lo podré olvidar: Joana estaba acostada, su cabeza estaba en una posición en la cual me pude dar cuenta de que se había roto el cuello; Lisbeth estaba con la cabeza sobre una piedra, pensé que sólo estaba inconciente pero al levantar su cabeza mis manos quedaron llenas de sangre, había muerto también; Karla aún estaba viva pero en una posición muy mala, lo último que dijo fue: "nos la pagarás" y murió.

Una ambulancia llegó y se llevó los cuerpos.

Han pasado tres meses y aunque al principio me negué a creerlo, con el tiempo pude darme cuenta de algo, aunque aparentemente a mí no me pasó nada yo fui la que murió primero pero por alguna extraña razón mi alma no se separó de mi cuerpo. No me late el corazón, y aunque como y bebo con normalidad tengo que vomitarlo inmediatamente porque mi cuerpo no lo tolera. Es cuestión de tiempo para que mis padres se den cuenta de que soy una muerta en vida, y no quiero ni pensar qué harán conmigo en cuanto lo descubran.

Por otra parte, no quiero morirme, porque mis tres amigas se me aparecen cada noche delante de mi cama, con la apariencia que les quedó el día del accidente, y no hacen más que jurarme que cuando muera, me arrastrarán hasta el infierno y me torturarán durante toda la eternidad. Creo que estoy a punto de enloquecer.